Soneto a la globalización

En los bosques, árboles sin raíces,
en los ríos, aguas sin trayectoria,
en las urbes, huérfanos de su historia,
y en las casas, idénticos tapices.

Para el fuerte, no hay filtros ni tamices,
creyendo que a su sombra está la gloria,
abriga su calor a la memoria,
marcando está su viento directrices.

La torre de Babel se está cayendo,
las manos de los hombres marchitadas,
los reyes de los cielos ya muriendo.

Las luces de los pueblos apagadas,
pues toda variedad se está extinguiendo,
y nuestras voluntades reguladas.

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