Soneto a la indiferencia
Alfombras de
asfalto asfixian la tierra,
los bosques
desnudos visten las casas,
hay minerales que
alimentan brasas,
despojada de
piedra está la sierra.
Un cuervo que
grazna, un ciervo que berra,
no hay llanto que
escuchen las orejas lasas,
sordas y ciegas
se encuentran las masas,
silencio y, furtiva
avanza la guerra.
Dadme placebo de
ladrillo y cables,
protegedme con
luces de farolas,
ataviadme con ajuares
sociables.
No me importa el
zambullir de las olas,
ni las vidas
marinas venerables,
ni lo hermosas
que son las caracolas.
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